hadas y el pegazo

Invisibles al Ojo humano

Respecto a su materia,
además de cambiante,
es espiritual, etérea,
por lo que la mayoría de las veces
son invisibles al ojo humano.

Prefiero decir invisibles
sólo al ojo humano porque parece ser
que los animales,
con los sentidos más agudos
que los nuestros, como la vista,
oído y olfato,
sí notan su presencia.

Tienen la capacidad de hacerse
a su antojo invisibles y visibles
al ojo humano,
por eso es tan difícil verlas.

En un bosque, por ejemplo,
puede ser que veamos una dríade,
un ser con apariencia de mujer
y de pronto desaparece esa imagen
y sólo escuchamos el rumor de unas hojas,
y nuestra razón se encarga de informarnos
de que era el viento.

Pero no,
puede ser que no nos hubiéramos equivocado,
y en realidad fuera una dríade
que se volvió invisible
y sólo nos quedó el rumor de las hojas.

Es comprensible que muchas personas
no crean en las hadas,
porque son cambiantes,
casi invisibles, y juegan con nosotros.

Algunos mortales
tienen capacidad para verlas:
los nacidos en domingo,
aquéllos con sensibilidad especial
y los poseedores de un talismán élfico.
Y, sin duda,
también es más fácil verlas
si crees en ellas,
porque si no tu razón tratará
de buscar una explicación convincente.

Pegaso, el Caballo Volador

El deseo más grande de Belerofonte
era montar a Pegaso,
el magnífico caballo con alas.

Él pensaba que nunca podría acercarse
a Pegaso y mucho menos domarlo y montarlo.

Una noche, la diosa Atena
se le apareció en un sueño.
“Aquello que el hombre jura
que no puede ser realizado,
no debe ser esperado.
El poder en alto lo pondrá
en sus manos con facilidad.”

Al despertar, Belerofonte encontró
a sus pies un freno de caballo, hecho de oro.
Fue al prado preferido de Pegaso
y encontró a ese maravilloso caballo.

Pegaso se acercó a Belerofonte trotando
y permitió que lo montara sin resistirse.
El caballo y el jinete formaban
un apareja perfecta y vivieron muchas
emocionantes y exitosas aventuras juntos.

Desafortunadamente para Belerofonte,
él estaba empeñado en convertirse en un dios.

Un día, saltó sobre Pegaso
y lo incitó a subir al Olimpo,
el hogar de los dioses.

Sin embargo, Pegaso era más prudente
y por vez primera no quiso obedecer.
Arrojó a su jinete al suelo
y se hecho a volar.

Belerofonte, cuya ambición
había crecido demasiado,
tuvo que andar a pie sin rumbo
por el resto de su vida,
evitando el contacto con la gente.


La Noche de San Juan

Se dice de la noche de San Juan
que es una fecha mágica,
una fecha en la que numerosas
leyendas fantásticas son unánimes
al decir que es un período
en el que se abren de par en par
las invisibles puertas
del “otro lado del espejo”:

se permite el acceso a grutas,
castillos y palacios encantados;
se liberan de sus prisiones
y ataduras las reinas moras,
las princesas y las infantas cautivas
merced a un embrujo,
ensalmo o maldición;

braman los dragones
y vuelan los caballucos del diablo;

salen a dar un vespertino paseo
a la luz de la Luna
seres femeninos misteriosos
en torno a sus infranqueables moradas;

afloran enjambres de raros espíritus duendiles
amparados en la oscuridad de la noche
y en los matorrales;

las gallinas y los polluelos de oro,
haciendo ostentación de su áureo plumaje,
tientan a algún que otro incauto codicioso
a que les echen el guante;

las mozas enamoradas sueñan
y adivinan quién será el galán que las despose;

las plantas venenosas pierden
su dañina propiedad y,
en cambio, las salutíferas
centuplican sus virtudes;

los tesoros se remueven
en las entrañas de la Tierra
y las losas que los ocultan
dejan al descubierto parte del mismo
para que algún pobre mortal
deje de ser, al menos, pobre;

el rocío cura ciento y una enfermedades
y además hace más hermoso
y joven a quien se embadurne todo el cuerpo;

los helechos florecen
al dar las doce campanadas…

En definitiva,
la atmósfera se carga de un aliento
sobrenatural que impregna
cada lugar mágico del planeta
y es el momento propicio
para sentir escalofríos, estremecernos,
ilusionarnos, alucinarnos
y narrar a nuestros hijos,
nietos o amigos
toda clase de cuentos, anécdotas
y chascarrillos sanjuaneros que nos sepamos.

RITUAL

Mira fijamente a la luna (si haces el ritual en un interior, visualiza la luna, o procura estar cerca de una ventana en donde la puedas ver). Siente su energía penetrando en tu cuerpo. Siente la fría energía de la Diosa colmándote de poder y amor. Después di:


Maravillosa señora de la Luna,
Tú que das la bienvenida al anochecer con besos plateados;
Señora de la noche y de todas las magias,
Quien recorre las nubes en cielos ennegrecidos,
Y vierte luz sobre la fría tierra,
Oh Diosa lunar, la creciente,
Quien hace y deshace sombras;
Reveladora de misterios pasados y presentes:
Quien atrae los mares y gobierna las mujeres
Madre lunar infinitamente sabia,
Doy la bienvenida a tu joya celeste
En el creciente de tus poderes
Con un rito en tu honor
Rezo por la Luna…



A continuación siéntate enfrente un altar y agradece con tus propias palabras a la Diosa Madre por todas las bendiciones que ha derramado sobre ti, pídele protección si lo deseas. También puedes cargarte de las energías lunares.


Es importante que el hombre sueñe, pero
igualmente que pueda reírse de sus sueños.
(Lin Yutang)


El futuro es de los que creen
en la belleza de sus sueños.


Ten cuidado con tus sueños:
son la sirena de las almas.
Ella canta. Nos llama.
La seguimos y jamás retornamos.


¿Qué es la vida?
Un frenesí.
¿Qué es la vida?
Una ilusión, una sombra, una ficción;
y el mayor bien es pequeño;
que toda la vida es sueño,
y los sueños, sueños son.

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